Desde pequeño siempre me ha encantado dibujar. Es un hobbie
que me ha entretenido durante horas.
Mi afición al dibujo comienza a los tres años cuando veía a
mi padre dibujar cualquier imagen. Siempre que se sentaba a dibujar yo lo hacía
con él, así realice mis primeros dibujos. Seguramente haya heredado su buena
mano para el dibujo.
Por entonces, los cuentos que mi madre me compraba sólo los
abría para dibujarlos y colorearlos en libretas que después guardaba y no para
leerlos.
A los ocho o nueve años tuve la suerte de dar clase de pintura con una profesora de plástica que llegó al instituto I.E.S Celti de la Puebla de los Infantes (Sevilla). Por aquellos entonces yo estaba en primaria aún y no sé de que forma, pero le llegó la información de que yo dibujaba bien, fue entonces cuando decidió hablar conmigo para que diera clase con ella por las tardes.
La verdad es que tengo que agradecer a Concha aquellas
clases donde aprendí cosas nuevas del mundo de la pintura además de todos los
materiales que me regalo cuando se fue. Aunque por lo general siempre he sido
autodidacta en esta materia, ya que las clases las recibí durante unos meses. Fue una lástima no seguir tomando clases después.
Desde ese momento decidí centrarme en los estudios y cuando
terminé bachiller me decanté por estudiar arquitectura técnica, carrera
relacionada con la técnica y la ingeniería pero en cierto modo vinculada al
arte.
Durante la carrera me ha venido muy bien destacar en el dibujo en
asignaturas como dibujo arquitectónico, dibujo de detalles, etc. Actualmente,
soy ingeniero de edificación (aparejador) y dibujo retratos en mis ratos
libres.
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